HUGO CHÁVEZ: El hijo del Pueblo

JOSÉ ROBERTO DUQUE

Nos hacemos eco de esta reflexión emitida por este gran escritor y luchador, José Roberto Duque, hace un año exactamente. Creó incógnitas y encontronazos entre muchos por sus crudas aseveraciones. Y ahora, ¿Qué opinas tú de este artículo luego de un tortuoso 2013?


lunes, 31 de diciembre de 2012

Querido y golpeado camarada Hugo: mi último artículo de 2012 va para ti. Seguramente no lo leerás, pero sé que estas cosas han estado revoloteándote en la mente, porque más de una vez las has gritado a los vientos. Parten de esta premisa: aunque a uno, ateo o incrédulo, a veces le provoca salir de pazguato a pedirte la bendición (una manera muy nuestra, muy sembrada en nuestra alma tan española como cimarrona, de dar las gracias y profesar respeto) tú no eres el papá (o mamá) de nosotros, no eres el taita del pueblo. Tú eres hijo de este pueblo. Eres hijo de esta historia a veces violenta y a veces cantarina. Así que en vez de padre vienes a ser algo así como hermano nuestro.
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La idea viene galopando hace rato entre quienes hemos crecido en conciencia, y creo que fue Roland Denis quien la resumió así, como la sintetiza el título. A esa reflexión tan simple y obvia y al mismo tan profunda e irrebatible provoca agregarle una serie de detalles.
Por ejemplo, que te diferencias de tantos taitas (caudillos, jefes, presidentes, ídolos, dirigentes) de nuestro largo proceso, en que muchos de aquellos llegaron y fungieron como conductores sin ser de los nuestros, de nuestra clase o procedencia. Boves era asturiano, Bolívar también más español que americano y además aristócrata; a Páez lo delataba el fenotipo catire y la vena goda, Zamora era rico y dueño de esclavos; de los demás bisontes mandamases de los siglos 19 y 20 muchos provinieron de nuestra entraña pero no dudaron en traicionarla, y jamás llegaron ni llegarán al pedestal que el cariño de las multitudes les reserva a los genuinos hijos devenidos conductores.
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¿A qué viene esto, precisamente en esta hora de compartir contigo tu dolor, que también es nuestro? Ni más ni menos, mi pana, vengo a echarte un par de chismes. A mostrarte una preocupación y un hastío, pero también una esperanza. Esperanza: esa cosa que uno, que ha sido jugador, lo lleva a poner el resto sobre la mesa así parezca que no hay posibilidades de ganar. A ti te gusta en esos casos usar la expresión Jugarse a Rosalinda. Y también una vez soltaste a manera de desafío: "O como chigüire o muero arponiao". Pues en esa andamos algunos: viendo dos o tres vainas frágiles o torcidas en nuestro proyecto, pero apostando a que, se enderecen o se terminen de partir, la jugada sigue siendo la que nos andas proponiendo desde 1998 (o desde 2006-2007, que es todavía más emocionante).
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Primer chisme: todavía hay gente nuestra que cree que tú eres nuestro papá, y que en tal carácter debemos dejar que lo conduzcas, lo decidas, lo evalúes y lo arriesgues todo, mientras nosotros nos dedicamos a aplaudir y a obedecer. Ah, y a pagar impuestos: nosotros pagamos y tus funcionarios nos hacen la Revolución.

Cositas tanto o más graves: también hay gente nuestra que cree que tú debes ser presidente para siempre porque sin ti se detiene la Revolución; gente que cree que decir Revolución es lo mismo que decir Gobierno de Chávezy por lo tanto anda aterrorizada porque cree que si Chávez no gobierna entonces se acaba la Revolución. Gente que no entendió nunca tu proyecto ni la propuesta "Democracia Participativa y Protagónica", y prefiere seguir diciendo que esto no es una Revolución porque todavía hay burgueses y porque uno camina por las calles y se encuentra un poco de MacDonalds. Compas que no entendieron (y ya no lo entenderán, ya se les hizo tarde) que tu llamado en 1997 no fue una oferta electoral sino una invitación a la acción. Traduzco: gente que no comprendió que en aquel 1997 tú no nos prometiste hacer una Revolución, sino que nos invitaste a hacerla juntos. Panas queridos que reclaman: "La Revolución me falló porque hay huecos en la calle, hay delincuencia, la escuela se está cayendo, el hospital no funciona, hay apagones", y a quienes toca gritarles en la cara: "Bueno, marico, pon a funcionar con tu gente los comités de Seguridad, Obras, Salud y Contraloría". Pero no: parece que no hemos superado la etapa infantil esa en la cual el Gobierno debe resolver esos y otros problemas mientras nosotros nos vamos de rumba o nos acostamos a dormir.

Nos la pasamos clamando por gerentes eficientes, por soluciones del Estado y las Corporaciones, y no nos percatamos de que tu propuesta consiste en ir prescindiendo de las Corporaciones y del Estado e ir construyendo gobiernos comunales en cada barrio, en cada caserío, cuadra y edificio.

Gente nuestra, y mucho pueblo antichavista, que no logró entender algo esencial: que el meollito del asunto, el cogollo central de todo ese peo de mantenerte en Miraflores, no consiste en el solo hecho de tener a alguien que nos gobierne sino que (maldita sea, por qué ha sido tan difícil entenderlo):


NOS PERMITE Y NOS INVITA A GOBERNARNOS

Pero no, el coñisimo e la madre: preferimos seguir creyendo que la Revolución se hace en Miraflores y no en la puta calle, el puto lugar de trabajo, el puto lugar donde estudiamos y bregamos: donde hacemos vida.
Muchos de nosotros siguen creyendo que la idea de volver a ganar gobernaciones y alcaldías es fortalecer esas instancias de Gobierno y de Poder. Se les hizo tarde (insisto): nunca entenderán que la idea de poner en esos espacios a chavistas leales no es atornillarlos en esos cargos sino fortalecer a los espacios que los sustituirán poco a poco a lo largo del siglo: las Comunas.

Tan vivos que parecemos y no nos damos cuenta de que para seguir dando pasos revolucionarios es preciso 1) ganar o conservar espacios de poder, y 2) evitar que los ricos y sus aliados instrumentales accedan a esas instancias. Pero que eso no significa de ninguna manera que el proyecto chavista consiste en tener un día todas las gobernaciones y blindarlas para hacerlas eternamente chavistas e inconmovibles. Nos ha costado mucho trabajo, camarada hermano, comprender que para construir una sociedad es preciso demoler la que hay, y que eso es un trabajo lento y de generaciones, pero que hay que visualizar ya: ¿cómo mother fucker vamos a ir hacia un Estado Comunal si antes no destruimos las instancias del estado burgués?
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Sospecha: hay compas que creen que si algo no ocurre a nivel nacional entonces no es revolucionario. Que sólo cuando un Gobierno destruye a los empresarios hay Revolución. Hace poco les mostraba a unos señores intelectuales marxistas uno de los ejemplos reales de construcción de una comuna, actual y vivo en la comunidad campesina de El Zancudo, estado Apure (tracciondesangre.blogspot.com/2012/09/historia-de-una-gente-una-laguna-y-unas.html) y les mereció desprecio: les pareció que es un caso microscópico que no acabará con el capitalismo; esto, porque desdeñan el impulso humano de difusión, reproducción y mejoramiento de experiencias. Creen que nada puede mejorarse, que todo nace y se momifica para siempre. Ellos creen que después de Lenin ya no hay más historia, que todo tiene que ser como la URSS o es reaccionario. A la formidable experiencia revolucionaria de El Zancudo la llamaron experiencia hippie. Es normal: los intelectuales burgueses, incluidos los que cobran por leer y repetir libros de Carlos Marx, nunca sabrán cuál es la diferencia entre un hippie y un campesino. Desconocen el país y al pueblo que pretenden gobernar, y pretenden someterlo a un presunto "experimento científico" contenido en manuales decimonónicos y no en nuestra realidad objetiva.
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Te decía que entre las cosas que se nos han hecho difíciles, compa, está esa de acostumbrarnos a la idea de que algún día (en 2013, 2068, 2115 o 2342) ya tú no vas a ser Presidente de la República y sin embargo la Revolución debe continuar. Y más: algún día el antichavismo proyanqui volverá a retomar el control de ese Estado burgués que hemos tardado en demoler (porque el signo de nuestra revolución es la lentitud) y sin embargo los revolucionarios que estemos o estén vivos para cuando eso ocurra deben o debemos mantener viva la llama de la Revolución venezolana. Porque la Revolución no es una gestión de Gobierno: la Revolución es la lucha contra los mecanismos, estructuras, individuos, conductas y factores que quieren mantener vivo el capitalismo.

Hoy es relativamente cómodo hacer la revolución o sentir que uno anda en eso; pero llegará el momento en que hacer la Revolución será tan trágico como lo fue antes aquí y como lo es en otros lugares del planeta: una misión dolorosa, criminalizada, perseguida, proscrita; por hacer la Revolución nos buscarán los cuerpos de "seguridad", nos allanarán, encarcelarán, desaparecerán. Para un compañero lo suficientemente afortunado o distraído la noción hacer la Revolución puede significar hoy algo cómodo, bien visto y a veces remunerado. Vendrá el momento en que esa noción olerá a sangre y a tragedia. Pero habrá que seguir haciéndola. Ya no tendremos a VTV ni a los medios del Estado difundiendo nuestras pequeñas gestas comunitarias sino señalándolas como peligrosos gérmenes de comunismo y el terrorismo; ya no tendremos funcionarios aliados sino enemigos aplastantes. Imaginemos a Globovisión reproducido y multiplicado en las señales de VTV, Telesur y Vive: contra eso deberemos pelear. Ya se verá cómo, pero habrá que hacerlo.
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En este momento de rumores e incertidumbre yo mantengo las dos o tres reflexiones que vengo haciendo desde 2006, en el sentido de que tú no tienes que inmolarte ni seguir alimentándonos la idea de que serás nuestro presidente por toda la eternidad. Por ahí asomaste la posibilidad de que Nicolás Maduro te suceda en la Presidencia; creo que como medida para evitar que un cachorro ultraderechista proempresarial está bien. Ya veremos si Nicolás pasa las pruebas del temple, la habilidad y el apego al proyecto, pero de momento no tendré problema en difundir la convocatoria a darle el mandato al camarada, para evitar que Estados Unidos regrese por lo que considera suyo.
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Estos son los titulares: estás en la pelea, en tu pelea, en la que te juegas la vida. Ocúpate de ella, nosotros mientras tanto nos ocupamos de los bichos equivocaos que andan zamureando en estos días. En esa dramática alocución en la que le diste el espaldarazo a Nicolás demostraste el coraje y el sentido común suficientes para plantearlo como cosa posible: compa, si el cuerpo te pide descanso dale descanso, ya no tienes ninguna obligación con nosotros ni con nadie. Te prefiero vivo y en el chinchorro que anhelas, con la brisita llanera taladrando el mosquitero, y no sacrificándote por nosotros, que ya bastante grandecitos estamos. ¿Y la derecha que querrá venir por ti para hacerte pagar tu lealtad al pueblo? Después te cuento la sorpresa que les tenemos.

Mientras tanto, no tienes que seguir haciendo el papel de Padre nuestro, que no lo eres: tú eres hijo de este pueblo, y eso contiene una hermosa noticia: así como te parió a ti, este pueblo ha parido y seguirá pariendo carajos y carajas más arrechos y arrechas que tú. Puede que tardemos décadas o siglos antes de ver a otro de esos hijos formidables en la Presidencia de la República. Pero mientras la Historia nos lleva de nuevo a ese momento luminoso tus hermanos nos miraremos unos a otros, nos reconoceremos en esa hermandad que da la lucha de los pobres, y entonces te descubriremos multiplicado por muchos; con la autoestima alta, limpia y purificada por estos años de rebelión, nos asomaremos en ese espejo venezolano y te veremos, Chávez, reproducido en el carajito jodedor de la escuela, en la vieja que hace el mercado y regresa al rancho reventada de várices; Chávez en el jugador de truco y bolas criollas que en cada frase suelta chorros de ingenio y risotadas; Chávez en los cantores y raperos que proliferan tanto como sus coplas, líricas y versos; Chávez en la rebelión del taxista y el motorizado que en la rabia de su caos anuncian tempestades; Chávez en la tristeza de la puta y en los pequeños éxitos del ama de casa; Chávez en el albañil y en el que siembra la tierra; Chávez en los pescadores, artesanos y curanderos; Chávez en la música, en los vagos y nómadas; Chávez en la pobreza que generará otros Chávez; Chávez en las religiones blancas y en las de la resistencia; Chávez sentado en el anca de la danta y abrazado a la cintura de María Lionza, Chávez en el malandro y en el que estudia porque cree que en los libros está la salvación contra la ignorancia; Chávez en nuestras equivocaciones, contradicciones y aciertos; Chávez en todos nosotros, los que ya más nunca abandonaremos las calles.

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Historia de una gente, una laguna y unas cachamas

JOSÉ ROBERTO DUQUE

Esto es una bofetada para quienes todavía no creen que en Venezuela hay una Revolución, o que no hay experiencias revolucionarias que mostrar. Y es también una sacudidaligeramente más cordial a quienes creen que sólo se puede ser anarquista leyendo a Bakunin, Proudhom y todo ese cementerio de europeos empaquetados en libros. El cuento revuelca por el piso algunos mitos que tienen que ver con la cría de cachamas. Según los sabios (académicos, tecnócratas, biólogos y demás etcéteras) en la materia, no se puede reproducir ni criar esos peces sino mediante una inversión millonaria, un método y una tecnología sofisticadísimas que sólo conocen los graduados en universidades y tal. Ya veremos qué están haciendo al respecto este montón de campesinos y soñadores.

¿Ustedes son arrechos?

La comunidad se llama El Zancudo. Queda en Apurito, municipio Achaguas del estado Apure. Allí viven 120 familias; unas 450 personas. Frente al núcleo más grande de casas de esa comunidad hay un préstamo (esos huecos enormes que dejaron las maquinarias al construir las carreteras llaneras, y que con el tiempo se llenaron de agua y se convirtieron en lagunas). Con los años esa laguna se fue cubriendo de vegetación y hacia 2010 ya casi no se veía el agua debajo de la capa vegetal. Los habitantes de vez en cuando limpiaban una parte de esa laguna y los muchachos se metían ahí para bañarse. Esa la única utilidad que le daba la gente de El Zancudo a ese "charco".
Hasta que Walter pasó por Apure y se encontró con Pedro Nieves, uno de los jóvenes que activan políticamente en El Zancudo. Pedro le contó de esa laguna, y le informó a Walter que había diez más en todo el caserío. Entonces Walter le dijo a Pedro:

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-Dime algo. ¿Ustedes son arrechos?
--¿Cómo?
--Necesito saber si esta comunidad es arrecha. ¿La gente de aquí es capaz de echarle bolas a un proyecto comunitario?
--Claro que sí (Pedro, picao, no podía responder de otra forma).
--Bueno, vamos a hacer un trato: limpien esa laguna y yo les regalo unos peces para que los críen.

En dos meses la gente de El Zancudo cumplió con lo de la limpieza de la laguna y empezó a meterle presión a Walter para que llevara los pescados. "Epa, pero ya va: hay que esperar el ciclo de reproducción de las cachamas".


Hagamos un paréntesis para presentarles a Walter. Pero por favor, después de enterarse del factor Walter regrese al cuento de El Zancudo, que es más complejo y hermoso de lo que aparenta.
Coño, qué fastidioso es Walter.

Gente que trabaja gratis


Walter Lanz es un agroecólogo de toda la vida; es esa clase de gente que se enamora de cuanto tema contracultural, proyecto raro, lucha de los pobres o acción antisistema se consigue en la carretera, y ha andado suficiente país y carretera como para estar enamorado y activo todo el tiempo. Hace unos años conoció a un tipo tan emprendedor y enamorado como él de la otra sociedad. Ese señor se llama Genaro Díaz y tiene en su casa de Aroa (Yaracuy) una especie de laboratorio donde reproduce y cría unos pescados gordos llamados cachamas. Este es el dato raro que hermanó a esos dos sujetos: Genaro se ha dedicado por años a ese esfuerzo, y su punto de honor es que los peces que reproduce no están a la venta: el hombre se los regala a las comunidades que estén dispuestas a criarlos. Gente que trabaja gratis.
Walter aprendió con Genaro la técnica de la reproducción de cachamas y entre ambos crearon algo llamado Escuela Popular de Piscicultura. Digo algo, porque eso no existe ni como figura jurídica ni como estructura ni como nada, sino apenas como concepto y acción: usted va, le dice o le demuestra a Genaro que tiene dónde meter unos peces y Genaro le regala tantos alevines (pescados jóvenes) como quepan con holgura en su laguna, charco o pote acondicionado. Precisamente en Genaro estaba pensando Walter cuando le formuló aquella provocación a la gente de El Zancudo. 
Luego volveremos con Walter para que nos explique por qué es tan importante y revolucionario el ensayo de El Zancudo; por qué las cachamas en manos de las comunidades se están convirtiendo en un arma de creación espeluznante que asusta a académicos, técnicos y tecnócratas, economistas y sabios de todo pelaje.

El chapuzón


Finalmente, en octubre de 2011, la gente de la comunidad recibió los alevines y los metió en la laguna. Freddy Cortés, un habitante de El Zancudo, refiere un tropiezo que tuvieron a los pocos meses de depositados los alevines: “Nosotros no teníamos idea de cómo criar las cachamas. Un día los pescados empezaron a ‘boquear’, a salir a la superficie como buscando aire”. La razón era que esos peces necesitan que el agua esté en movimiento, porque si no les falta el oxígeno. Nadie por ahí cerca tenía una bomba de agua y mucho menos un aireador.

Walter les dijo por teléfono que tenían que poner el agua en movimiento, como fuera. Lo resolvieron con más alegría que técnica: llamaron a todo el que quisiera para darse un chapuzón en la laguna. Docenas de muchachos y adultos se metieron a bañarse y a retozar en el agua y con esta “técnica” ya no les faltó oxígeno a las cachamas, ni excusas a los muchachos para estar ahí metidos de cabeza cada vez que les provoque. A un lado del préstamo hay un samán gigante; desde sus ramas se lanzan los carajitos en permanente certamen de clavados.

Derrotado el capitalismo: no hizo falta comprar una bomba de agua ni algo tan sifrinamente sofisticado como un aireador para darles oxígeno a los peces.

Inversión: cero. Ganancia: 30 mil

Otro de los mitos que quedaron derribados en El Zancudo es el que refiere Luis Cardoza, otro habitante de El Zancudo. La pregunta del momento: "¿Dónde consiguieron el alimento para las cachamas?". La respuesta: "Les echamos restos de comida, frutas picadas como mango y guayaba, pepinillo; maíz, la planta pequeña de maíz y otras cosas".
Consultado Walter acerca de la producción, su costo y sus ganancias, dijo: "Esta comunidad derrotó esa visión que propone que sólo haciendo una gran inversión se puede obtener ganancias. Aquí la gente sin invertir un solo bolívar ha producido cerca de 30 mil bolívares; en esta laguna hay cerca de mil cachamas. Que vean los economistas qué hacen con este ejemplo".
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El pasado fin de semana hubo una singular fiesta en El Zancudo. Había gente de la comunidad, funcionarios de Insopesca, el INIA (Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas), la Corporación Venezolana de Alimentos (CVAL) y unos cuantos cantores. Pero el Walter (coño, qué fastidioso es Walter) se encargó también de que estuviera gente de otras comunidades que también están criando cachamas con métodos raros: la familia Gaviria (unos ocho coñitos de 3 a 17 años de los que hablaré en otra entrega; los venezolanos merecemos saber de estos muchachos campesinos de la sabana apureña), miembros de la primera promoción de Agroecólogos del IALA (Instituto Agroecológico "Paulo Freire"). Ellos hablaron de su experiencia en la crianza no convencional de cachamas. Dice Rubén Barráez: "Gente que le ha encontrado alternativas al uso del alimento concentrado, y les están inculcando a los niños en edad escolar el interés por la cría con métodos artesanales o agroecológicos".También hubo una jornada de pesca: a anzuelazo limpio la gente sacó varios ejemplares de cachama. Sorpresa: se sacaron pescados de entre 800 gramos y 2 kilos 100 grs. Así que debe haber peces más grandes en esa laguna. Sin un solo gramo de alimento concentrado.




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Apéndice: lo que comemos y cómo lo producimos

Retazos de una conversa con Walter Lanz

En Venezuela andamos hablando desde hace unos pocos años de soberanía alimentaria, de la necesidad de producir los alimentos que consumimos o al menos de ser capaces de lograrlo. Uno de los obstáculos para lograr esto es la creencia generalizada de que la fuente ideal de proteína animal es la carne de bovinos (vacas, toros). Casi nadie se imagina una dieta o un mercadito familiar que no incluya unos kilos de carne bovina al mes; la competencia son el pollo (beneficiado y full de hormonas) y el cerdo (igual).
Cuando el Walter llegó a este punto del discurso lo interrumpí para decirle: "Sí, es una costumbre, un patrón cultural que nos incrustaron. Y eso es muy difícil de derrotar". El tipo me miró unos segundos y me dijo: "Marico, en Venezuela estamos comiendo carne de bovino desde hace un poco más de 200 años, pero antes de eso teníamos 7 mil años pescando y comiendo pescado".
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En el estado Apure la producción de carne bovina alcanza en promedio los 40 kilos/hectárea/año. Con ese modelo se pretende consolidar la soberanía alimentaria. "Si llenamos de cachamas los cientos de préstamos del estado Apure, hasta alcanzar una superficie de una hectárea de espejo de agua, la producción sería de 300 kilos/hectárea/año: de 800% a 1.000% más que el modelo bovino". Usando otro tipo de alimentos se puede aumentar esa brecha a 3.000 ó 4.000 kilos/hectárea/año.
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¿Cómo se impuso el modelo de la producción y consumo de bovino? Los mecanismos son muchos, pero hay uno que se relaciona con la percepción impuesta de lo que es un hombre exitoso. Cuando uno pronuncia la palabraPescador hay una imagen que viene sola a la mente: un sujeto pobre, probablemente un indígena, con el pantalón enrollado hasta la rodilla, tirando un anzuelo con carrete o una red para sacar pescado. Luego, uno pronuncia la palabra Ganadero y aparece un hombre rico, blanco, vestido con camisa a cuadros, bluejeans nuevos, un gran sombrero, una correa con una cabilla metálica impresionante y fumando un cigarro que seguramente es Marlboro. A mucha gente no le guste que asocien su imagen a la de un pobre pescador. Pero hay algo, que no hemos investigado pero las claves andan por ahí: cuando hay temporada de ribazón esos llanos se llenan de gente y es una gran fiesta, vienen cientos de personas a pescar. Esa información viene de muy adentro: ese impulso que nos lleva a vivir de lo que nos regala el agua es más profundo y humano que este mecanismo artificial, antinatural e insostenible que es la cría de ganado. Tras ese dato y esa huella ancestral deberíamos ir, si de verdad queremos lograr la soberanía alimentaria.

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Próximo atentado de la Escuela Popular de Piscicultura: la creación de un laboratorio móvil para la reproducción de cachamas. La tecnología en manos del pueblo: ya la gente no tendrá que esperar que le lleven los alevines: ellos/nosotros/ustedes mismos podemos hacer reproducciones de cachamas en laboratorios artesanales. A la mierda otro mito: el que nos hace creer que sólo se puede propiciar el nacimiento de larvas de pescado en laboratorios sofisticadísimos. ¿Cómo lo hacía la naturaleza antes que existieran los científicos? Ganas de joder...

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